28.11.10

Pionero en Psicología Educativa

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Las negrillas, sangrías, separación y supresión de párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Fragmento tomado de:


Psicología Educativa
wikipedia

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La psicología educativa no puede demandar prioridad en el análisis sistemático de los procesos educativos. Algunos filósofos de la educación como Demócrito, Quintiliano, Vives y Comenio, habían examinado, clasificado y juzgado los métodos de la educación siglos antes del comienzo de la psicología a finales del siglo XIX. Por su parte, las aspiraciones de la nueva disciplina fueron la aplicación de los métodos científicos de la observación y la experimentación a los problemas educativos. Incluso en los primeros años de la disciplina, los psicólogos educativos reconocieron las limitaciones de este nuevo acercamiento.
En su famosa serie de conferencias Talks to Teachers on Psychology, publicada en 1899 y considerada hoy en día como el primer manual de psicología educativa, el psicólogo estadounidense pionero en la disciplina William James comentaba que:

"La psicología es una ciencia, y la enseñanza es un arte; y las ciencias nunca generan artes directamente fuera de sí mismos. Una mente inventiva intermedia debe hacer ese uso, usando su originalidad."[43]
De acuerdo con David Berliner,[44] la actitud de los teóricos de la psicología educativa con respecto al mundo de la práctica educativa ha pasado de un interés inicial al desdén, y eventualmente al respeto.

En 1912, Edward Thorndike, que desarrolló la teoría del condicionamiento instrumental, adelantó tareas posteriores de la disciplina, como la instrucción programada, la formación del profesorado y el aprendizaje basado en la informática.[45]

Psicólogos y teóricos educativos influyentes

Las siguientes personas fueron seleccionadas y representadas en una importante historia biográfica de la psicología educativa[46] como autores de importantes contribuciones a la disciplina:

Albert Bandura 1925-; Alfred Binet 1857-1911; Benjamin Bloom 1913-1999; Ann Brown 1943-1999; Jerome Bruner 1915-; Lee Cronbach 1916-2001;John Dewey 1859-1952; Nathaniel Gage 1917-; Robert M. Gagné 1916-2002; William James 1842-1910; María Montessori 1870-1952; Jean Piaget 1896-1980; Herbert Simon 1916–2001; Burrhus Frederic Skinner 1904-1990; Charles Spearman 1863-1945; Lewis Terman 1877-1956; Edward L. Thorndike 1874-1949; Lev Semenovich Vygotsky 1896-1934.
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Educación y Delincuencia

Educación y Delincuencia
Joaquín Hernández Callejas

Los actos antisociales del delincuente o peligroso son comunes y normales en la vida instintiva del niño pequeño, desde su primer año de vida. Desgraciadamente en los delincuentes, o en sujetos en estado peligroso, sus deseos o tendencias al placer, sus gustos, sus caprichos, no fueron en su oportunidad, atendidos, educados, encausados y en definitiva, modificados; y, por lo consiguiente, en ellos no se pudo lograr su "adaptación social". Hay pues, que investigar las causas de esos fracasos y remediar tales desgracias mediante un sistema de educación y adaptación.

Andamos perdidos cuando queremos eliminar y desterrar los males sociales como la delincuencia viendo la solución desde un punto de vista moral o "de conciencia". El enfoque deber ser objetivo, realista, basado en la conducta instintiva animal del individuo, porque sólo un trato científico puede darle al asunto una solución deseable. Antes se creía que hay dos caminos divergentes de desarrollo psíquico: los animales proceden por instinto y los hombres por inteligencia. William James, el gran pedagogo y psicólogo americano atacó esta tesis, sosteniendo que también en el hombre se dan actividades instintivas y que estas se refieren al plan de vida de la especie, más que al modo de actuar del individuo.

Para la prevención de la delincuencia juvenil se crearon en 1842 en Clive Denwell, Inglaterra, las escuelas industriales llamadas originalmente "escuelas andrajosas" (ragged schools). Estas escuelas tenían por objeto suministrar un amplio programa de educación religiosa y de formación de la personalidad a niños desamparados; desarrollado el movimiento suministró además, vestidos, alimentación y alojamiento a los necesitados; y finalmente se hizo obligatoria la enseñanza industrial hasta 1870 en que se dió la Ley que hizo obligatoria y gratuita la enseñanza. En la Unión Soviética, a raíz de la revolución comunista de octubre de 1917 se crearon las escuelas para niños vagabundos sustituidas después por escuelas y granjas para el control de la juventud.

A estas alturas de la civilización y del conocimiento de la vida humana, sabemos que para alejar la humana conducta de las actividades antisociales (delictivas o peligrosas) debe pensarse en la educación de los instintos desde la tierna infancia.

Sabemos que la educación es el proceso de inculcar a los miembros jóvenes de la sociedad la cultura elaborada por las generaciones viejas, es decir, la transferencia de normas, de conocimientos, de ideas y de las técnicas adquiridas.

Recordemos que el hombre es antisocial de cualquier origen que sea. Sus instintos no son buenos ni malos: simplemente son naturales. Y él se rige por la ley del menos esfuerzo al buscar placer, lo que le agrada. Exige de la madre los mayores sacrificios porque no conoce la piedad; llora cuando se le incomoda porque es egoísta; juega con sus heces fecales porque no tiene noción de la higiene; trata de hacer daño arañando, arrojando objetos, riñendo, porque quiere afirmar su hegemonía, etc.

Todas esas manifestaciones deben ser suprimidas, modificadas, para que se encauce el trato social adecuado al ambiente en que se vive. Para ese fin usarán varias medidas:

1o. En primer lugar se le acostumbrará para que espere las horas de comer, que aguante las ausencias momentáneas de la madre, etc.

2o. En segundo lugar,tiene que acostumbrásele a la limpieza, en vez de la tendencia instintiva a actos antihigiénicos de tocar y de comer suciedades. Esta formación reactiva lo hace que domine sus impulsos hacia una conducta opuesta a la conducta animal.

3o. En tercer lugar hay que enseñarle a SUBLIMAR sus impulsos agresivos: en vez de fomentarle la tendencia a hacer daño, debe inculcársele sentimientos de piedad; en vez de que destroce o apedree animales o destruya sin objeto cosas de utilidad, debe orientársele para que desarme y arme juguetes, o construya; a la cooperación social, etc. Todo en un proceso formativo de la conducta que le haga ver las ventajas de la convivencia y las desventajas de desligarse del núcleo social en que vive, usando de las variadas formas metodológicas dichas y además, en lo que fuere necesario, de las amenazas, de la represión y de la gratificación.

La formación de esa conducta debe hacerse desde los primeros años de vida del niño hasta la edad puberal. Todo el ambiente social que rodea al niño al nacer y en el que vive durante los primeros años hasta su edad juvenil, dejará una huella en la modificación u orientación de sus necesidades instintivas.

Donde hay pobreza y suciedad, es en vano esperar que se produzca una modificación satisfactoria de los instintos; no puede esperarse sublimación o una formación de la conducta si no hay una ambientación adecuada para tal propósito. Lo mismo ocurre en un ambiente de comodidad y lujo, en donde se deja al capricho el desarrollo emocional del niño o del joven; debe haber adecuada orientación del comportamiento hasta habituarlo a lo correcto.

Los conflictos en los juegos, la libertad en que vive, la clase de juguetes, la participación en los conflictos familiares, el tiempo que el padre y la madre le dediquen, la forma de orientación que usen los padres, etc., son importantes y decisivos factores para el desarrollo del carácter del niño y del joven. De esta educación depende el porvenir del futuro hombre, del hombre socialmente útil por el que batalla la humanidad cristiana del mundo.

En el original mecanografiado, una nota manuscrita, dice: publicado en El Diario de Hoy, San Salvador, 30 de marzo de 1969.
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7.6.10

Sobre educación sexual

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Las negrillas, separación de algunos párrafos y citas en bloque son nuestros para efectos de estudio.




Sexualidad responsable

Para hablar de sexualidad responsable es imprescindible referirse en primer término a una Educación Sexual adecuada y efectiva.
Una buena definición de ella es decir que la educación sexual consiste en la enseñanza tendiente a desarrollar la comprensión de los aspectos físico, mental, emocional, social, económico y sicológico de las relaciones humanas en la medida en que afecten a las relaciones entre hombre y mujer.
En la actualidad, la poca y deficiente educación sexual que reciben en general los niños se basa sólo en la cuestión anatómica (diferencias entre el varón y la mujer) y se habla de las relaciones sexuales sólo desde el punto de vista de la posibilidad de enfermar, entregándose extensos temas sobre protección y anticoncepción.

No sirve brindar a los chicos clases aisladas y esporádicas.
Será necesario sostener la educación sexual como una parte más del aprendizaje para la vida.
Como todo conocimiento, los conceptos se apoyan unos sobre otros, a lo largo de los encuentros.

Por lo general, tanto los padres como los docentes y directivos de instituciones escolares, tienen muchos y muy fuertes tabúes sobre el tema de la sexualidad. La mayoría de las veces surge una negativa a permitir que los hijos reciban educación sexual de parte de profesionales de la educación.

Desde la perspectiva biológica, es claro que la sexualidad cumple una misión de supervivencia de la especie humana pretendiendo una única misión: reproducirse a sí misma de manera que nuevos individuos sustituyan a aquellos que mueran.

La finalidad reproductiva de nuestra sexualidad determina de forma fundamental nuestra morfología. Nuestros órganos reproductivos así como muchos de los aspectos con los que vivimos, disfrutamos y sufrimos nuestra sexualidad están en íntima relación con ésta función reproductiva.

La forma del pene y de la vagina tienen definida su complementariedad por esta cuestión, la alta concentración de terminales nerviosos en el glande o el clítoris o la importante cantidad de transpiraciones que generan olores característicos son algunos de los ejemplos de cómo la evolución de los seres humanos, como del resto de los mamíferos, ha rodeado de múltiples atractivos una misión que, por el bien de la especie, debía realizarse con eficacia.

Todo esto genera una realidad que modela y en ocasiones atrapa nuestras conductas sexuales, pero no acaba aquí el condicionamiento de nuestra sexualidad. Se ha dicho que la naturaleza del ser humano es su sociabilidad, su cultura. Igual que determinados depredadores precisan de la sabana para sobrevivir o algunos reptiles necesitan que su medio posea un elevado grado de humedad, las personas garantizamos nuestra supervivencia conviviendo con otras personas, viviendo en sociedad.

Podemos definir el término cultura como el modo en que una sociedad o grupo de personas se organiza para sobrevivir como tal. Hemos de destacar que la forma en que se realiza la sexualidad de los miembros de cada sociedad tiene repercusiones fundamentales y básicas en muchos aspectos de su organización cotidiana y su supervivencia.

La sexualidad es un elemento clave para modelar muchos aspectos de la vida social. No sólo se trata del número de hijos «adecuado», también resulta importante el modo en el que se permiten las relaciones sexuales, la regulación de la natalidad, la permisividad o rechazo del aborto o el trato y el rango que se otorgan a la sexualidad de los seres que no tienen capacidad reproductiva (básicamente viejos y niños).

La sexualidad de las personas es organizada, educada y controlada de formas distintas en cada sociedad. No sólo se dictan normas y leyes de manera explícita, sino que también, soterradamente, los modelos sociales configuran los usos y consecuencias de nuestra sexualidad.

La sexualidad involucra aspectos biológicos, emocionales, sociales, culturales, valóricos, éticos y filosóficos. Si bien las personas nacen con una determinada carga genética que define su sexo biológico, el proceso a través del cual se llega a asumir la propia sexualidad como una dimensión personal y relacional, se ve fuertemente ligado a condiciones del medio ambiente y a las relaciones interpersonales, en especial, las relaciones afectivas que se establecen a través del tiempo.
De esta forma, la sexualidad es una dimensión constitutiva de las personas, que comienza y termina conjuntamente con la vida. En este proceso la familia juega un rol protagónico, constituyéndose los padres como los primeros y principales educadores sexuales de sus hijos e hijas.

La formación en sexualidad es un proceso de permanente aprendizaje para la vida
, unido al crecimiento y desarrollo del ser humano.
Es mucho más que entregar conocimientos de la biología y acerca de los elementos que intervienen en el proceso reproductivo de la especie. Consiste en un aprendizaje para vivir en sociedad, para el desarrollo socio-afectivo, social, cultural, valórico y espiritual de hombres y mujeres.

Como la sexualidad es un tema que a algunos avergüenza y sobre el cual los adultos no siempre tienen suficiente información, obramos en forma inadecuada, no hablamos sobre el sexo y la función que tiene en la vida de todo ser humano.
Somos seres sexuales y todo lo que hacemos esta teñido de este matiz, nacemos por reproducción sexual y nos criamos gracias a ella también.
Sin embargo, podemos cambiar las situaciones si aprendemos a hablar claro del tema.

Esta claridad ayudaría a que los niños crezcan sabiendo que la sexualidad es un complemento del amor no un juego para pasar ratos de aburrimiento o para probar que se es grande o se domina al otro.

Hablando claro, a tiempo y enfrentando el tema con la naturalidad que le corresponde, evitaremos que se enfrenten a la sexualidad cuando ya la parte genital es ejercida y cuando el torrente de hormonas es más fuerte que la razón.
Tomar la vocería del asunto, ejerciendo nuestro papel de padres ayudaría a que los adolescentes no inicien su vida sexual – genital llevados por el placer que esto les produce, con la desinformación que sus otros iguales les trasmiten y pensando que no son fértiles porque la función reproductiva de la sexualidad no se ha explicado; con la fantasía de que no procrearán porque son niños pero recordemos que la función fisiológica es adecuada y claro que si pueden engendrar un nuevo ser.

¿Qué hacer para que nuestros hijos tengan una sexualidad adecuada?

Hable abiertamente del tema desde edades tempranas, siempre pensando en la capacidad del niño de entender lo que se está diciendo.

Hable en términos sencillos, claros y manejables para la edad en que se encuentra el niño.

Recuerde que somos seres sexuales, "tenemos el chip" que nos permite entender este tema, incluso desde lo instintivo, por lo tanto, mejor aun desde la razón.

No permita que otros niños informen a su hijo sobre sexualidad, tan pronto detecte que esto esta pasando ofrézcale una explicación coherente y correcta.

Permítase sentir cuál es la expectativa de la edad y, porque no, pregúntele a ellos sobre sus inquietudes al respecto.

Hable sobre cada una de las funciones de la sexualidad.

No haga diferencias entre niños y niñas, todos tenemos los mismos derechos y deberes frente a la sexualidad.

Recuerde su propio proceso aislando las razones sociales y culturales que lo rodeaban a usted, los tiempos cambian pero la sexualidad en el desarrollo humano no.

No niegue que su hijo esta creciendo y que un día será un adulto, esto por más doloroso que parezca es la mejor actitud frente al crecimiento de ellos, con ello los valoramos en su proceso y les damos un lugar en donde desarrollarse en confianza.

De esta manera lograremos que los niños tengan información amorosa, respetuosa, adecuada al ambiente que lo rodea y a la edad en que se encuentra. Y podrán enfrentarse a la sexualidad genital de manera responsable y adecuada.
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